imagen: sin título. Beneyto

imagen: sin título. Beneyto
Óleo. sin título.(1983) Beneyto

viernes, 7 de septiembre de 2018

José Vicente Pascual


José Vicente Pascual es de Madrid. Actualmente vive en Tenerife y dice que esto no ha de servir de precedente, lo cual apunta a un porvenir con otros destinos.  Ha vivido en muchas ciudades y esta circunstancia y sus múltiples vivencias han sido, sin duda, una de las razones que explica la gran capacidad de creación de José Vicente Pascual.

Así pues, juzgar por la cantidad de libros publicados, diríamos que es un escritor prolífico más que un escritor recóndito.
 Su obra
Mi corazón africano - Ficciones, Granada, 1994 y El defensor de Granada, 2007.
Perpetua costumbre. Ed. Osuna, Granada, 1996.
El vuelo aleve del leve tiempo. Ed. Alhulia, Granada, 2007.
La montaña de Taishán - Premio Azorín de la Dip. Provincial de Alicante 1989 - Aguaclara, Alicante, 1990.
El capitán de plomo - Premio Café Gijón 1993 - Aguaclara, Alicante, 1994
El cuarto oscuro - Ed. B, Barcelona, 1995
Palermo del cuchillo - Premio Alfonso XIII 1995 - Ed. B, Barcelona, 1996
Juan Latino - Ed. Comares, Granada, 1998 - Ed. Atrio, Granada, 2003 - Ed. La Vela, Granada 2007
El pescador de pájaros - Ed. Comares, Granada, 2000
El país de Abel - Colección Narrativa de IDEAL, Ed. Dauro, Granada, 2002
El arpa de oriente - Ed. Atrio, Granada, 2003
El ingeniero y el rey - Finalista del Premio Alfonso X el Sabio 2003- Ed. Arial, Granada, 2003.
Aníbal y la caverna - Ed. Atrio, Granada, 2006
La diosa de barro - Roca Editorial, Barcelona, 2006
Juan de Flores, la verdad de la impostura - El Defensor de Granada, 2007
Homero y los reinos del mar - Finalista del Premio Caja Granada de Novela Histórica, 2009 - Vía Magna Ediciones - Barcelona, 2009
Las vírgenes del desierto - Ed. Traspiés - Granada, 2009
Los fantasmas del Retiro - Ed, Paréntesis - Sevilla, 2011
La hermandad de la nieve- Ed. Evohé - Madrid, 2012. Premios Hislibris 2012 a la mejor novela histórica y al mejor autor.
Almirante en Tierra Firme.- Ed. Áltera - Madrid, 2013. Premio Hispania de Novela Histórica, 201.
Interregno.- Ediciones B, Barcelona, 2015.
Isla de Lobos.- Premio Valencia Alfons el Magnánim de novela, 2016. Versátil (Barcelona), 2016.

Adaptaciones

Teatro - Juan Latino. Compañía de Tito Junco Martínez, Cuba-Argentina (2000/2004)
Narrativa El segundo hijo del mercader de sedas para jóvenes lectores - Ed. Comares, Granada, 2000

Como periodista literario, ha colaborado en diversas publicaciones periódicas y generalistas:
En Diario IDEAL de Granada, con secciones semanal y quincenal.

-Fue director de la colección de narrativa y poesía Granada Literaria.
-Ha impartido Talleres de Creación Literaria organizados por la Asociación de la Prensa de Granada, la Unidad de Bibliotecas del Ayuntamiento de Granada y el Centro Andaluz de las Letras de la Junta de Andalucía
-Pertenece al Institutum Pataphysicum Granatensis, con el rango de Sátrapa Transcendente e Inquisidor Epifánico entre otras dignidades.
Asimismo ejerce desde el Atlántico Sur la alta responsabilidad aparejada a su cargo de Comendador Magnífico del Novísimo Instituto Patafísco de León.

-Es miembro de la Academia de Buenas Letras de Granada- Discurso de entrada, 7/5/2007, El realismo de lo singular. Individuo versus ideología en la narrativa de occidente.
-Es socio de honor de la Asociación Cultural Blas de Lezo.
-En abril de 2018 recibió la Medalla de Oro de la Institución Isidoriana-Colegio San Isidoro de Granada.

José Vicente Pascual dice que un novelista debe formarse y ejercitarse sin descanso en la versatilidad. Y cuando explica cómo entiende él la dedicación literaria expone:
Es muy sencillo. Cuando empecé a escribir, o mejor dicho, cuando conseguí publicar mi primer relato, a los dieciséis años (allá por 1972, ya ha pasado agua por la noria de Alcantarilla), las editoriales dedicadas a la literatura solamente contaban con los grandes éxitos internacionales y con los novelistas en lengua española más destacados. No era humana ni juiciosamente concebible que un autor de esa edad soñase con publicar cualquiera de sus obras si antes no había aprendido de los maestros. Y los maestros, en aquel tiempo, eran García Márquez, Vargas Llosa, Cortázar, Cunqueiro, Perucho, Martín Santos, Carpentier, Marsé, Alfonso Grosso, Ana María Matute, Pla, Carmen Laforet, Mercedes Rodoreda, Vázquez Montalbán, Umbral... gente de aquella raza. No quiero molestar a nadie ni ser irrespetuoso con el trabajo de ningún colega del gremio, simplemente hago un intento de honestidad y de veracidad. Aquellos eran los maestros en los que mirarse, de los que debíamos aprender diligentemente si aspirábamos a ver algún día publicada una novela con nuestra firma.
Con el paso de los años han aparecido otros autores que, con un nivel de autoexigencia mucho menor, han conseguido vender muchísimo más. El best-seller español es Pérez Reverte, Asensi, Zafón, Cercas, Dueñas, Falcones... Pero esos no fueron mis maestros ni los maestros de los novelistas de mi generación. Cuando Antonio Muñoz Molina obtuvo el premio nacional de literatura con su El invierno en Lisboa, todos sentimos que se había premiado a uno de los nuestros. Se empezaba a abrir aquel mundo editorial anhelado y hasta entonces habitado por nombres, sencillamente, inalcanzables. Cuando Gregorio Morales publicó en Grijalbo La cuarta locura, celebramos el fenómeno como un día de fiesta y esperanza; e igual sucedió con La lluvia amarilla, de Julio Llamazares, con La armónica montaña, de Antonio Enrique, con La dama del viento sur, de Javier García Sánchez. Empezamos a creer con ilusión que, quizás, habíamos salido buenos aprendices de nuestros severos maestros, y suspirábamos con cierta ansiedad: las editoriales, tarde o temprano, con más fortuna para unos que para otros, acabarían por abrir sus catálogos a los discípulos aplicados.
Y esa fue mi forja como autor y así intenté aprender, y ninguna otra ambición he tenido, pues ya era suficiente tener a Borges y Onetti mirando por encima del hombro lo que escribíamos, dispuestos a darnos el cogotazo por torpes, apresurados o poco respetuosos con la literatura, como para encima preocuparnos por nada más.
Y (acabo), por esa misma razón me desasosiego un poco cuando leo en cualquier sitio o escucho a alguien decir que "escribo bien". Válganme los infiernos, ¿cómo queréis que escriba? ¿Mal, con muchos gerundios y ceños fruncidos cada tres páginas? Hagan ustedes el favor... Decirle a un novelista que escribe bien es como ir a un desfile de soldaditos, señalar a uno de ellos y elogiarlo hasta lo absoluto: "Mira, sabe marcar el paso".


Encontraremos más información en:

5 comentarios:

  1. No suelo, porque no es el objetivo de EERR opinar, ni valorizar, ni calificar la obra de ninguno de nuestros (porque son nuestros), escritores recónditos.

    Pero hete aquí que he de poner una opinión sobre la opinión que vierte en una frase que creo magnífica : " ...Con el paso de los años han aparecido otros autores que, con un nivel de autoexigencia mucho menor, han conseguido vender muchísimo más..."; no se trata de que comulgue o no con los autores citados, pero he de estar de acuerdo en que las campañas mediáticas, las artimañas publicitarias, los acompañamientos ideológicos afines a quien manda, y el saber acompañarse de la persona justa en el momento necesario, hacen, sin duda, que la frase que emplea nuestro recóndito tenga validez de última hora y no haya perdido vigencia en absoluto.

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  2. Efectivamente de recóndito tiene poco. Enhorabuena a este nuevo miembro del blog .

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  3. Madre mía, si con ese bagaje publicado este autor es recóndito... En fin, un placer compartir este espacio común. Bienvenido .

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  4. Lo interesante del asunto, Cayetano Gea, es que podamos ver que, con el bagaje tiene es recóndito, o sea, que hay escritores, buenos escritores y además prolificos, que continúan siendo rincón de librería.

    Es un recondito, también, y a mi entender, Francisco García Hortelano, con "El día del Watusi" que tendría que tener el Nóbel de les lletres de Escritors Catalans. No le darán jamás un premio. I són esgotats.
    En fin, te recomiendo el libro por si puedes encontrarlo.
    Un abrazo

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  5. Enhorabuena a los artífices de "Escritores recónditos". De tanto en tanto no está mal poner a un escritor como José Vicente, ¿recóndito? Por supuesto que no, pero está "la cosa mu mala" para autores de calidad en una sociedad donde prima la inmediatez y el ser mediático. El darle voz a estos escritores nunca está de más. Lo agradecemos algunos.

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